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De Principes despeinados, con vaqueros y gafas de sol

Un merecido descanso (Día 2 -La lentilla de Orozco-)

Me levanté temprano aún estando de vacaciones, creo que me conformaba con cambiar de aires, eso de levantarme tarde solo me apetece cuando tengo que trabajar, de todos modos me interesaba levantarme temprano. Mi hermana me despertó para decirme que se iba y ponerme las llaves del garaje y de la casa en la mesita del salón. Me quede cinco minutos más en el sofá-cama, y me levanté dando un salto, Miranda se movía cual culebra pensando que iba a salir otra vez, supongo que dejó de moverse así cuando cerré la puerta de la casa. Bajé por el ascensor hasta el garaje y me puse en marcha dirección a Cobeja, un pueblo a unos 10 o 12 kilómetros de Yuncler, al llegar mi gozo se ahogó en un pozo, y es que las fiestas empezaban el viernes y los encierros eran el lunes y el martes, pero de la semana que viene, si llego a saber lo que me quedaba por vivir en este segundo día no me hubiera sentado tan mal esa mala noticia.

Volví a Yuncler y me puse a escribir, después de haber ido a desayunar, como me había quedado sin encierros, pensé en hacer algo productivo, fregué las cosas del desayuno que mi hermana dejó al salir por la mañana, y me senté en el sofá a trastear con el MacBook, después de escribir me puse una película y me quedé dormido, hasta que mi madre llamó por teléfono, eran las 13.40, así que me puse en pié me duche y esperé a que llegara mi hermana.

Comimos y mientras navegabamos por la red buscando algún pueblo cercano donde ver los encierros vimos que en Móstoles los había y que además por la noche cantaba Antonio Orozco, así que cambiamos los planes que teníamos y decidimos ir a ver a mis primos a San José de Valderas, y a mis tios a Alcorcón, cenar en Xanadú y poner rumbo al concierto. Y eso hicimos.

La visita a mis primos y tios me sirvió para darme cuenta que tengo parientes que tienen una perdida de vista completa y durante un tiempo determinado, o una visión selectiva que solo ve a la gente que le interesa, a mi sinceramente no me preocupa, no tengo remordimientos de consciencia y he dormido bien. Pero eso no viene al caso, después de esa visita familiar fuimos a Xanadú y mi Hermana pasó por su antiguo puesto de trabajo a saludar, yo cumplí otro deseo, que era estar en la tienda de Apple y ver lo que allí había, disfrutar trasteando con los ipods e ipads e imac y todo lo que allí había, cuesta resistirse a tocar un bicho de esos. Al salir cenamos en un Kebab de esos y nos pusimos finos de eso que lleven los rollos de pan de pita con carne que vete tu a saber de que bicho es pero lo ricos que están, y de ahí a Móstoles.

Al llegar al parque donde se celebra la fiesta de la localidad, hice el ritual de costumbre al llegar a los conciertos, buscar la tienda de Merchandaising, le regalé a mi hermana una camiseta de Orozco y ella me regaló un disco de la Edición Tour. Ya te lo pondré en la Cafetería Fran, no te preocupes. Y desde allí vimos el concierto, bueno, parte, porque cuando solo llevábamos 5 o 6 canciones una de mis lentillas se puso juguetona y salto de mi ojo a mi brazo, y menos mal. Intenté que volviera a su sitio allí pero no tenía suficiente habilidad para hacerlo, así que dejamos nuestra privilegiada posición y nos fuimos en busca de un coche al que poder moverle un poco el espejo para colocar la lentilla en su sitio. (Si el propietario del C4 rojo lee esto, le pido disculpas). Una vez que volvía a tener todo en su sitio nos pusimos en marcha rumbo al concierto otra vez, y volver al mismo sitio era una misión suicida, así que caminamos cerca de las vallas de seguridad, hasta ponermos cerca del escenario, pero viendo más bien poco y de refilón el escenario. Lo que si había allí era un acceso del escenario a los camerinos que pensamos que sería interesante tener lo más cerca posible para hacerle una foto cerquita a Orozco.

Llegó el momento del descanso y efectivamente el bajó lento por esa rampa de acceso al escenario, se paró y se subió un poco más alto apoyado en la baranda de la rampa y nos gritó "¡¡MOSTOLES!! ¡¡¿¿QUE PASA??!!" y se marchó hacia el camerino, le gente pedía otra canción a pleno pulmón, nadie se movía y claro, el volvió, todos lo sabían, y volvió a aparecer por la rampa y volvió a pararse, y mi hermana gritaba "¡¡¡ Antonio, Antonio ven!!!" y parece que le oyó, se coló por la rampa se acercó a la valla y saltó sobre mi hermana y dos chicas más, mi hermana se agarró a él y él se dejó llevar por la euforia de los que allí estábamos, yo grabando el momento con el teléfono no me lo creía, pensaba que se había vuelto loco, pero no, allí estaba tirado encima de 3 chicas (mi hermana una de ellas), y la gente loca esperando a que subiera al escenario, y subió, terminó el concierto y la gente empezó a marcharse.

Al salir del concierto el destino no era Yuncler, si no un bar de Móstoles, y es que tenía que probar la veracidad de Twitter, en el que Orozco decía que después del concierto iría a un bar llamado Thirty o 30 segundos o algo de eso, y daba la dirección, así que GPS en mano y rumbo al bar, al llegar y pedirnos las copas le preguntamos al camarero que nos confirmó que sí que iba a venir, y Dios que si vino, estuvo allí como uno más, me firmó el disco que mi hermana me regaló y nos hicimos fotos con él. Nos lo pasamos en grande. De eso que no os quepa duda, un tipo cercano y afable, campechano y gran artista. Llevo dos días aquí y estoy seguro que ha sido la mejor decisión y el mejor destino para mis vacaciones. Contento de estar aquí y todavía quedán vacaciones.

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