Un Sábado raro
Después de un viernes raro, lo normal sería que viniera un sábado sin pena ni gloria, y algo así es este sábado, pero muy raro. Estoy en casa, es la una y poco de la tarde y todavía no he salido de casa. Me siento raro, los últimos sábados de los últimos tres años, los he pasado trabajando de las 8.35, a la una estaba en casa para comer pero a las 15.00 estaba de nuevo en mi puesto. Y hoy, no se que hacer con tantas horas por delante, me siento raro, y supongo que será raro el tener tantas horas para hacer cosas y ponerte a escribir, sentado en tu estudio, rodeado de cables y monitores, y más cables, sin saber que hacer. ¿que será más raro?.
Pero lo cierto es que hoy voy a romper una norma que me impuse hace unos 5 o 6 años, no ir a la playa un sábado. Hoy si voy a ir, me voy a buscar una mochila, con la toalla y las chanclas, y voy a coger a Miranda también y nos vamos a ir los dos a la playa, si nadie más, bueno si, con Momo, aunque el no se va a bajar del coche. Y allí voy a estar, tumbado, todavía no sé si boca arriba o boca abajo, pero tumbado, con mi libro a la orilla del mar, con Miranda llena de tierra empujando su pelota para que se la tire lo más lejos que pueda, con el sol aun tibio calentando mi blanca piel, (porque estoy y soy blanco), espero que sin aire pero con brisa, y supongo que estaré solo, solo me refiero en cuanto a compañía, ya que supongo que en la playa, tal y como está el día habrá algo más de gente.
Después si que no sé que es lo que haré, supongo que bajaré a la noche a tomarme una cerveza, no me hace falta compañía para eso, en cambio si me haría falta para ir a tomar un café, que es otra opción, que vaya a tomar café y aunque no lleve tu compañía me lleve a esta manzana envenenada para por lo menos, estar con ustedes. Que tengan un feliz y rutinario sábado, yo aprovecharé mi extraño día.
0 comentarios