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De Principes despeinados, con vaqueros y gafas de sol

Mano a mano

Suele pasar que cuando crees que estás empezando a superar algún problema, este aumenta y, para tu desgracia, no sabes como vas a conseguir salir de ese lío o adversidad que ha vuelto, se podría decir que incluso más fuerte. En estos tiempos que corren la necesidad de sobrevivir hace que saquemos fuerzas de donde pensábamos que no había más, que nos esforcemos más, que nos hagamos grandes ante los ojos de los demás, aunque ellos no quieran verlo.

Mi historia en estos últimos meses es algo parecido, me sobrepongo y me supero cada día, o eso dicen, que cada día soy más cabrón, que cada día soy más frío, que cada día soy más calculador, y algo que repiten mucho, que cada día estoy más calvo. Esto último es algo evidente. Pero yo no tengo la culpa de ser más cada día, eso es por que vosotros, infelices, me hacéis esforzarme para ser más cada día. Yo tengo que sobrevivir, y si me ponéis cada vez el listón más alto... yo tengo que seguir subiendo mi ritmo. Haber quien puede más.

No me suelo rendir con facilidad, creo que lo estoy demostrando, y creo que voy a seguir haciéndolo hasta que me quede sin fuerzas y de momento siento decir que me quedan para rato. Se que esto no va a ser fácil, no os voy a dejar que me hundáis, es más, estoy por la labor de dejar que os unáis a mí, por que os lo digo de antemano, conmigo no vais a poder. Y para los problemas, además de fuerza, tengo habilidad, para que nos entendamos, ya que estamos en una tierra taurina, os advierto que yo soy como José Tomás, y el papel que os queda al resto es el de la ganadería. 

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