El amor es MENTIRA
Todas las parejas que pasan por mi cafetería encajan, pegan. Su unión no es casual. Todas guardan un lógico equilibrio: Las novias o mujeres de los guapos son guapas, de los gordos, gordas, de los acaudalados, niñas bien (de esas con perlas en las orejas y modales Opus Dei), de los pocacosa, mujeres de armas tomar. Los novios o maridos de las sumisas son chulitos machistas, de las chonis, macarras malotes con chándal, de las hippies, naturistas que no cogen taxis (porque van en bici) . Y si a través del físico no encajan, habrá una historia oculta o cierta pulsión psicológica o casual que seguro te hará comprender por qué encajan.
La cajera fea del Carrefour seduce al segurata, y la guapa al encargado. La guapa e inteligente directiva, hastiada de follar con guapos, buscará al de “belleza exótica”: feo pero atractivo, de marcada personalidad, seguro de sí mismo, misterioso, ecléctico, triunfador (estoy pensando en Adrien Brody).
A los hombres viejos con mujeres jóvenes y guapas sólo consumen bebidas nobleso de alta calidad de esas que te pides en los restaurantes de moda o se beben en elegantes mansiones.
Tendemos todos, pues, a aspirar (en cuestiones de amor) a lo afín, a la oferta que gire en torno a las posibilidades físicas, económicas o sociales de cada uno. El amor es clasista. El amor está condicionado. El amor es mentira.
Texto extraído y modificado de un blog que bien podría ser mío ya que el que escribe se llama igual que yo, y se peina igual que yo, pero vive en otra ciudad. El texto original lo podréis encontrar en NILIBRENIOCUPADO
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