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De Principes despeinados, con vaqueros y gafas de sol

Habrá que repetir

Tenía una pequeña espinita clavada desde hace dos años, perdimos la oportunidad entonces, y ahora no queríamos volver a perderla. Fue todo bastante rápido, en apenas dos semanas empezamos a organizarnos para poder ir. Pero hasta que no estábamos en el coche no empecé a creérmelo.

Por delante según nuestros cálculos unas dos horas de viaje, la realidad fue una de esas rarezas que pasan en los desplazamientos cortos, lo que eran dos horas se convirtieron en 4, pero vimos paisajes increíbles, desde llanuras inmensas de pastos, ha maravillosas vistas de los molinos, más numerosos cuanto más cerca de Tarifa estábamos. Por que Tarifa es otro mundo, hay se vive diferente, no paramos, solo fue de pasada, pero se ve que llevan otro ritmo, playas llenas de cometas de KiteSurf, y un atasco de cojones.

Al salir de Tarifa, empezamos a subir y bajar montañas, y un pueblo nos llamó la atención. Vejer, parecía estar suspendido de los riscos cercanos a la carretera, ¿será igual por el lado de la costa? Volveremos a comprobarlo.

Y por fin llegamos a nuestro destino, Algeciras, cerca del parque donde esa noche, apenas dos horas después de nuestra llegada comenzaba el concierto. Bajé mientras mi compañero aparcaba para ver si todavía estaban las entradas a la venta en la tienda de discos, llegamos por los pelos (que ninguno tenemos) para comprarlas. Después avisar de que ya estábamos allí y buscar un sitio para picotear algo y pasear por las calles cercanas al parque y vuelta para ponernos en la cola. Con ganas de que empiece nos entró la sed, y fui a preguntarles a las que no eran de Algeciras por un lugar para tomar una copa antes de entrar, así que como ellas no sabían y nosotros tampoco... nos quedamos allí esperando que abrieran la puerta.

Una vez dentro, ritual, merchandaising y bebida, Turquesa y Naranja los colores de las camisetas, dos ron con cola y a la primera fila del concierto, que empezó con retraso, pero que mereció la pena.

Lo dió todo, se le notaba entregado, no paró de bailar y saltar y animar al personal que ya de por sí estaba con ganas, se rió con la gente, bailó para la gente, cantó con el alma para la gente, y nosotros le dedicamos el "Devuélveme la vida" y el nos hizo los coros, y me pareció ver una lágrima en la cara de Orozco, por que no sé si lo he dicho antes, pero hace dos años nos quedamos con las ganas de verlo en Nerva, y ayer, por fin nos quitamos esa espinita, y las 8 horas de viaje (entra ida y vuelta) y las casi 24 horas sin dormir (si quitamos la hora que dormimos en el camino) merecieron la pena. Yo volvería a verlo ¿Y tu?

Pero si algo tiene Antonio Orozco además de darlo todo, es que te toca en esa fibra que te hace recordar o soñar, y conmigo no iba a ser menos, no paré de recordar momentos y de soñar con un futuro incierto, no pare de pensar en mi Lisbeth Salender particular y en todo lo que ella acarrea. Supongo que todo tiene un pero.

 

 

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