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De Principes despeinados, con vaqueros y gafas de sol

Un paseo

Desde hace tiempo no veía la ciudad desde ese punto de vista que te da el caminar. Libertad para moverte por cualquier rincón o recobeco que forman sus calles y edificios. También se pueden observar otras cosas mientras vas a pie, como por ejemplo la gente. Es una ciudad rara cuando pasan pocos minutos de las 9 de la mañana, la gente creo que todavía no aprende a manejar sus rostros a esas horas y eso que yo ya llevo un par de horas despierto, supongo que no todos se levantan con fuerzas para gesticular.

De todos modos, no me había fijado lo que había cambiado mi ciudad, que no es lo mismo que no darse cuenta, que eso si lo he hecho, ya que la mayoría de las calles del centro o sean peatonalizado (y no puedo pasar con el coche) o le han dado la vuelta y ahora no se entrar. Pero si me he dado cuenta, paseando digo, es que el plan E ha sido un auténtico desastre, todo lo que habían hecho se ha estropeado, y no solo eso, si no que he comprobado que lo que decían de ser un deporte de riesgo el intentar atravesar la Gran Vía es cierto, y no solo por las obras, si no que si les da por regar y el agua se sale de los tiestos mojando el pavimento... eso es peor que intentar subir al Everest sin botella de oxígeno.

Pero hoy además de comprobar lo que ha cambiado mi ciudad, de lo arriesgado que puede ser pasear por las nuevas calles, y de lo que le cuesta a la gente demostrar algo en sus caras a las 9 de la mañana, he vuelto a comprobar que los amigos, siempre estarán ahí que incluso aquellos a los que hace tiempo que no ves te preguntan y se les nota que se alegran de verte pero sobre todo, me he dado cuenta de que en mi vida, MANDO YO.

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