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De Principes despeinados, con vaqueros y gafas de sol

De Príncipes traicionados

Estaba en su gran salón, con la mesa llena de papeles y sobres, los ciudadanos de Fumaces lo habían proclamado príncipe de la zona, pero príncipe al fin y al cabo, y con ese nombramiento le tocó cumplir con los requerimientos del cargo. Contratos y juicios, bodas y funerales, control del mercado, control de la construcción de la catedral, control de los campos y sus campesinos.

El cargo lo agobiaba, pero se sentía feliz, se sentía poderoso, pero en su poder se escondía una trampa, y es que el poder siempre llama a los vividores y las gentes que quieren aprovecharse de los novatos, pero Richard no es tal, había tenido un gran mentor. Parecía estar todo en orden, Fumaces se preparaba para acudir a la peregrinanción de Pentecontés y eso dejaba a la población mermada, incluso para cubrir los puestos mínimos para los que quedaban en el pueblo.

Los encargados de ordenar esos puestos también acudían a esa peregrinación por lo que Richard se quedaba prácticamente solo, con la compañía de su inseparable Philip, pero en esos papeles había algo que le llamó la atención y le provocó un sobresalto EVELYN estaba escrito en uno de esos papeles, no lo podía creer, se levantó tirando la silla, corrió hacia el archivo y comenzó a buscar en los andrajosos papeles amontonados en los estantes, Evelyn, Evelyn Evelyn, estaba en muchos papeles, llegó al pueblo dos meses atrás, y no la vió, solo le pagó como a cualquier otro, él no miraba los nombres, solo firmaba, pero eso no se lo esperaba Francesc el encargado de la contratación del personal no se lo dijo, se calló un hombre de su confianza le había traicionado, aún así firmó la autorización, la dejó seguir en Fumaces, todo caería por su propio peso, y Richard no podía abusar de su poder por un problema del pasado, se acababa de convertir en un Príncipe traicionado, pero un Príncipe al fin y al cabo y eso lo iba a demostrar, por que el había conseguido lo que tenía sin que nadie le regalara nada, luchando y esforzándose había conseguido ser lo que era con su actitud y su aptitud, y eso, ni el pasado iba a arrebatárselo.

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