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De Principes despeinados, con vaqueros y gafas de sol

Historias de ¿ficción?

Historias de Príncipes en Tensión, Mentiras Piadosas y Leyes de Murphy (Parte 3)

Esta historia no es verdad y si lo es está basada en mentiras sacadas de la loca imaginación de un servidor, cualquier parecido con la realidad tal vez no sea coincidencia o tal vez no sea parecido, si no real, en cualquier caso eso lo tendréis que juzgar ustedes.

 

Sus cuerpos empezaron a retorcerse al unísono, buscaban el contacto, las caricias cómplices de una luna que iluminaba tenue la habitación por el hueco que habían dejado las cortinas. En un abrir y cerrar de ojos los dos estaban desnudos, y sus manos recorrian el cuerpo del otro buscando algún cambio. No hubo parte de la piel que no rozaran, no hubo caricia que no se diera entregados el uno al otro y entre besos y silencios, entre impulsos y deseos se convirtieron en uno.

El sudor provocado por la pasión se mezclaba con el del calor de la noche, la intensidad de lo que estaban viviendo era complice del saber que alguien podía entrar en cualquier momento, por que como díria un tal Murhy unos años más tarde, “si algo puede salir mal, saldrá mal” . Un plan urdido con celo para no ser descubierto por él, una noche en la que no solo se dejaron llevar por los sentimientos, si no que además se conocieron más de lo que creían, una noche en la que besarla sabía diferente, una noche en la que estar al lado del Príncipe fue diferente a todas las noches pasadas.

En la cama se movían como uno solo, buscando el placer individual y mutuo a la vez, un beso seguido de una caricia, una caricia seguido de un gemido ahogado en la noche, un gemido que tenía su respuesta en un palpitar intenso, una entrega indómita de unos sentimientos desatados por una vez, tal vez fuera la última.

El sol estaba a punto de hacer acto de presencia, y la casa empezaba a cobrar vida. Todos los inquilinos empezaban a prepararse para las labores estivales, el corazón de Richard lejos de estar agotado después del esfuerzo de la noche tenía aún fuerza para hacer un ruido ensordecedor, ayudado por el constante ir y venir de los familiares de Aliena por la puerta de la habitación. Nada se movió y el silencio volvió a reinar en la casa. Todos se habían ido, o eso pensaron ellos, por que de repente...

Algo se movió tras la puerta, Aliena se inquietó y salió a ver que o quien era. La simpática hermana pequeña estaba al otro lado.

-¿Le diste eso a Richard? - Preguntó Bea sonriente.

-Claro que se lo dí

-¿Te dijo algo?

-No le dejé que lo viera – Dijo tajante Aliena.

-¿Y donde está ahora el Príncipe?

-No sé donde estará – Se le escapó una leve sonrisa.

-Su caballo está fuera, ¿está ahí verdad? - la frase sonó muy alegre, sincera. Richard al otro lado de la puerta no pudo contener otra sonrisa.

Aliena volvió a la habitación, besó en la boca a su compañero de noche, a su Príncipe, al sabio que ella misma había nombrado. El le respondió un un abrazo que parecía no terminar nunca, se pusieron en pie ambos, se vistieron, y se volvieron a besar con sincera pasión. Estaba a punto de amanecer y Richard tenía que partir otra vez a Fumaces, él no quería irse y ella no sabía muy bien que quería, pero deseaba seguir aprovechando ese momento que ella misma había provocado. Tal vez no fuera la última noche, tal vez todo volviera a empezar. De pronto tras volver de su ensimismado pensamiento se encontró con Richard delante suya, y ella agarrando la puerta principal, el sol ya despuntaba en el horizonte, Richard la besó como si fuera la última vez, no sabía si habría otra ocasión, se despidió con él corazon y ella lo despidió dándole vueltas a la cabeza, montó en su caballo blanco y partió, no hubo miradas atrás no hubo gesto alguno, quizás lo reservaran para la próxima vez.

 

GRACIAS

Historias de Príncipes en Tensión, Mentiras Piadosas y Leyes de Murphy (Parte 2)

Entró tras ella y notó como las pulsaciones le subían con estrépito, comenzó a sudar, como si se tratara de una emboscada.

- Mi habitación es la primera entrando por la puerta principal

- ¡Que bien! y entramos por detrás. ¿es para ver que pasa si alguien me encuentra por los pasillos?

Sonrió y aceleró el paso, y aun andando más rápido ella no hacía ruido alguno, Richard en cambio parecía un elefante en una cacharrería, las botas llenas de polvo y barro crujían al tocar el suelo y por mucho cuidado que tenía no conocía el lugar como para no chocar. Todo oscuro, con una leve luz de un candil que apenas tenía aceite para mantenerse con fuerza, tras abandonar la cocina atravesaron un corto pasillo a la izquierda para alcanzar otro más largo también a la izquierda. Le hizo un gesto que el entendió como "al final a la izquierda" así que aceleró el paso hasta casi correr, haciendo muy poco ruido, entraron con las pulsaciones a mil, y justo al cerrar la puerta se oyó toser a alguien, Aliena se acercó a la ventana de esa pequeña habitación y cerró las cortinas, se aseguró de atrancar bien la puerta ayudándose de un pequeño perchero que tenía colgado sobre la misma, tras cerciorarse de que todo estaba bien se acercó a las velas y antorchas e iluminó poco a poco la habitación. Un escritorio que sorprendió a Richard, un mesita justo al lado de la cama, la cual era diminuta.

- Coge lo que hayas venido a coger y vayámonos de aquí enseguida.

Sonó una voz en mitad del pasillo. Richard trató de silenciar el sonido de su corazón que por un momento parecía querer salir de su pecho, Aliena tenía los ojos de par en par, y se antojaba un leve movimiento de labios, como si estuviera rezando o algo parecido. La puerta continuaba igual.

- Debemos quedarnos hasta que duerman de nuevo

- ¿lo dices en serio?

- ¿quieres que nos pillen?

- Hay una puerta a dos pasos de la tuya y por lo que se ve por tu ventana estamos justo en la entrada de la casa.

- Esa puerta hace muchísimo ruido, no nos daría tiempo a salir sin despertar a todos.

- En ese caso me pondré cómodo, sin relajarme mucho.

Se quitó las botas mientras ella preparaba la cama para descansar mientras los demás conciliaban el sueño de nuevo. Se tumbaron el uno junto al otro, en la penumbra de la habitación iluminada tímidamente por la luz de una luna que parecía querer acompañarlos durante su aventura.

- Tu sabías que esto iba a pasar ¿verdad? 

- En realidad... yo no quería irme de aquí, quería que durmieras junto a mí aquí sin tener que ir y venir.

- ¿Y no era más fácil pedirlo?

- ¿Te hubieras quedado?

El silencio de él fue la respuesta que necesitaba Aliena y la que respondió a la pregunta de Richard antes de entrar en la casa. Todo tenía que ser demasiado fácil y sin complicaciones para que Richard aceptara, no podía dejar cabos sueltos, nunca quería sorpresas. La tranquilidad se rompió al escuchar que la cancela del jardín se abría de nuevo.

- Sea quien sea no va a venir a esta habitación, nunca vienen, no van a venir ahora

- Yo no tentaría a la suerte.

- Estate tranquilo.

En silencio casi sin respirar escucharon el sonido de la puerta por la que minutos antes habían entrado, paso firme y sin dudar, una puerta se abría, era la habitación de al lado, una de las hermanas de Aliena acababa de llegar. Se relajaron, y de repente, el perchero se movió y Aliena saltó como un resorte y antes de que se abriera una pizca de la puerta ella ya estaba delante tapando la visión de la visita inesperada, "nunca entran" pensaba Richard mientras intentaba moverse lo menos posible.

- Ali ¿tu tienes mi traje blanco?¿que te pasa te noto nerviosa?

- ¿que traje blanco? estaba aquí mirando una cosa.

- ¿quien está ahí?

Otra vez intentando disimular el estruendo que su corazón estaba organizando dentro de su pecho. Salieron y hablaron entre susurros en la puerta. Un instante después todo era oscuridad de nuevo y Aliena se volvió a tumbar a su lado. Richard lanzó un brazo sobre su cintura y la abrazó, ella respondió de igual forma. Todo parecía volver a la calma en la casa, pero en esa habitación estaba pasando algo que aunque no era nuevo para ninguno parecía que estaba viviéndose por primera vez. Los nervios de ambos eran latentes, una caricia en la cara, un beso en la mejilla, una mano que se desliza bajo el vestido de lino, otra que acaricia el pecho aún martilleante y todo parece desbocarse, ella diciéndose así misma que no, para tratar de convencer a sus sentimientos e instintos que no debería, el pensando en todos los planes que se rompieron por no hacer daño, en todas las noches perdidas. Ninguno puso freno, ninguno quería perder la oportunidad de disfrutar del otro. Todavía queda noche, y todavía quedan sorpresas.

Continuará...

 

Ficción o realidad que más da, la cosa es que os guste la historia, y que todavía queda la última parte, el desenlace y las consecuencias que no se muy bien como lo arreglaré. Pero como ya tengo puesto en algún sitio Rectificar es de sabios pero ¿rectificar dos veces también es de sabios?

Historias de Príncipes en Tensión, Mentiras Piadosas y Leyes de Murphy (Parte 1)

La vida de verano es bastante aburrida en la capital, Richard lo estaba sufriendo en su piel, mucha calor y pocas cosas que hacer, recluido en su palacete, con pocos papeles que rellenar y con la obra de la catedral parada y Philip en su pueblo, disfrutando de la vida de recién casado con la bella Ángeles, no le queda más remedio que buscar entretenimiento, así que aprovechó los escasos quehaceres de la capital para ir algunos días ha la zona costera del condado de Fumaces. Allí pasaba algunas mañanas y tardes entretenido y debido a su cargo trabajando. Hasta que una mañana se le acercó un mensajero para darle una carta en la que solo había una frase "Rescátame, aunque solo sea por una noche" reconoció la letra sin necesidad de leerlo, Aliena había contactado con él, después de mucho tiempo, y Richard se preguntaba que hacer.

Pasó un par de días nervioso y pensativo, ¿que hacer? se prometió a si mismo no volver a verla a no ser que se cruzaran por el pueblo, quería dejar de sufrir por algo que según ella no tenía remedio, pero ese mensaje le hizo replantearse muchas cosas. Él sabía donde se encontraba, él lo sabía todo de casi todos los habitantes del condado, así que le respondió al mensaje, le dijo que iría a rescatarla para pasar la noche juntos, la rescataría de Villa Umbría al caer la noche para pasar la noche en Fumaces, dicho mensaje lo dió por aceptado al no recibir respuesta negativa.

El día anunciado llegó y se levantó más temprano de lo habitual, preparó con escrupulo y minuciosidad el petate que se llevaría, la noche antes mandó dejar el corcel blanco impecable, quería que todo saliera como lo había planeado, nada podía fallar, el plan era sencillo, llegar a Villa Umbría sin ser visto, entrar en la Gran Casa de la familia de Aliena y sacarla de allí, salir a toda velocidad del pueblo en dirección a Fumaces y volver con la primera luz del día, un plan sencillo y fácil de ejecutar, el era Príncipe y no era la primera vez que rescataba a una Dama.

El día pasó lento, el sol apenas se movía y el trabajo fue intenso y duro, pero nada podía cansarlo ese día, en el momento en el que el astro rey comenzó a esconderse el aligeró el ritmo de trabajo, tenía que llegar a tiempo, sabía que no había mucho margen para entrar y salir de Villa Umbría, con un poco de retraso llegó a Villa Umbría y para sorpresa de Richard Aliena estaba esperando fuera de La Casa. Se sorprendió y se alegró a partes iguales.

- ¿Así de fácil es rescatarte?

- Tenemos que hacer tiempo, todavía están los guardias alerta. Vayamos a la playa a pasear.

Montó en el blanco corcel y pasearon por la playa durante un buen rato, hablaron de cosas mundanas, ninguno quería hablar de lo que los dos necesitaban y sacaban temas banales y sin interés, y llegado el momento pusieron rumbo hacia la Casa de Aliena, al llegar bajaron del caballo como si fueran a asaltar el alojamiento de verano de la familia de Aliena, Richard ató al caballo en la misma puerta, y con sigilo se acercaron a la reja que daba acceso al jardín de la entrada.

- Espérame un momento, voy a asegurarme de que están todos dormidos.

- Aquí te espero.

Dió un par de vueltas nerviosa por los jardines, afianzándose que todos descansaban, se acercó a la zona donde esperaba Richard, y le hizo un gesto para que se acercara. Extrañado y confuso Richard se aproximó a ella y sin dejarle tiempo a preguntar ella comenzó a andar con sigilo y seguridad delante de él guiándolo por los jardines hasta la puerta trasera.

- ¿Para que me haces venir hasta aquí? Coje las llaves y vámonos

- Entra que tengo que hacer una cosa antes

- ¿Estas loca? ¿quieres que nos descubran?

- Todos duermen, ¿eres un príncipe con miedo?

- Soy un Príncipe que intenta tener los menos problemas posibles.

- Tal vez ese sea tu mayor problema

Y sin opción a darle respuesta a ese reproche entró en La Casa y tras ella un dubitativo Príncipe, que pensaba que algo estaba saliéndose de su control.

 

Continuará

 

Todo es ficción y cualquier parecido con la realidad, como es costumbre es pura coincidencia, aunque ya no sé que es real y que ficción, así que ya no se si esto tiene algo de ficción o algo de realidad, supongo que será que me meto demasiado en la piel de mis personajes o tal vez sean ellos los que se parecen cada día más a mí y a los que me rodean.


De Príncipes despeinados, con vaqueros y gafas de sol (Final Primera Temporada) -Acto Final-

Último acto de esta primera temporada, la verdad es que no podía terminar la historia porque creo que es algo que debe continuar, de todos modos, como ya he dicho en otras entradas de este cuento de Príncipes y Príncesas, cualquier parecido con la realidad es casual, nada es real, y si lo fuese, debería de ser bastante antiguo, ya que nadie va en caballo a los sitios, ni hay Príncipes, ni los asesinatos quedan sin castigo. Aunque tal vez tenga algo de real, y la historia esté basada en nuestro tiempo y recreada en el medievo. ¿tu que opinas?

Mientras iban rumbo a la Taberna, observó que la gente lo miraba diferente, le sonreía y algunos ladeaban la cabeza, otros bajaban la mirada a su paso, algo estaba ocurriendo y Richard no sabía que era. Al doblar la esquina empezó a oirse el bullicio de la Taberna, la gente contando historias mientras desayunaban, gritando y hablando de sus cosas. Cuando entraron dentro se hizo un silencio capaz de erizar el pelo a un muerto, Philip y Richard se miraron, ¿que ocurria?.

Tomaron asiento en una mesa casi apartada del resto, que el Príncipe se acercara a la taberna a desayunar o almorzar no era nada extraño, y menos si iba acompañado del Jefe de la Obra de la Catedral, su amigo Philip. Se acercó el tabernero con miedo a algo, Richard estaba incomodo, y Philip extrañado, les pidieron el desayuno y comenzó a oirse un leve murmullo, se extendió por todo el local, nadie hablaba en voz alta, solo susurros.

Estaban inquietos, sin saber el porque esa actitud del pueblo hacia ellos, de repente, empezaron a entender palabras sueltas, "fiesta" fue una de ellas, sabían que algo habían organizado los jovenes del pueblo porque fueron ellos los que les dieron el permiso, "escapadas" algo de esperar entre las hormonas de esos jovenes inquietos, pero hubo una que Philip escuchó con total claridad y varias veces siempre acompañada de "escarceo" y esa era "Aliena" rezaba por que Richard no lo escuchara, pero en su rostro se reflejaba la tristeza de quien se siente engañado. Sin mediar palabra metió su mano en el bolsillo del vaquero, sacó el dinero suficiente para pagar ambos desayunos, lo puso sobre la mesa con sumo cuidado, se colocó esas "gafas de cristales de espejo" que tan característico le hacían y salió como si nada hubiera pasado, cabizbajo para el resto, enfurecido para Philip que lo conocía mejor que ninguno.

Su amigo no se movió de allí, termino con parsimonia su desayuno, se puso en pie y gritó "SOIS IMBECILES" y se marchó tras su amigo, que ya iba a paso ligero calle abajo, rumbo a su casa de nuevo. Él sabía que no era momento de hablar, era inútil cualquier palabra en esos momentos. Así que lo dejó marchar.

Lo primero que hizo al llegar a su casa fue entrar en el despacho y gritar, desahogarse. Se sentó en el suelo, y alguna lágrima se le escapó, pero no eran de tristeza, si no de ira e impotencia, intentó rehacerse, busco algo para hacer, miró su escritorio y alrededores, y comenzó a ojear y ordenar los papeles como hizo la noche anterior. Entre sollozo y gritos a veces golpeaba con fuerza el suelo, tanto que retumbaba la casa entera y de sus nudillos empezó a brotar un hilillo de sangre. La rabia contenida dentro de sí quería escapar de su cuerpo, quería destrozarlo todo, pero se contuvo, siguió ordenando y leyendo papeles. Los nombres se alborotaban entre las hojas, ya solo veía Evelyn por todos lados, para colmo era lo único que podía leer, el nombre de quien tanto daño le hacía, justo en ese momento de debilidad. volvió a tirar los papeles, esta vez por toda la habitación soltando un alarido desconsolado y aterrador, en su cabeza resonaba una y otra vez la misma frase "no quiero hacerte daño,no quiero hacerte daño,no quiero hacerte daño". Algo se cayó al ser golpeado por uno de los fardos de papeles que lanzó sobre su estantería, Richard se acercó para ver lo que era, al recoger los papeles y ver lo que había, un sentimiento de melancolía se apoderó del Príncipe.

Se arrodilló junto al escritorio con el objeto envuelto en un pedazo de tela entre las manos, casi había pasado un año desde que Aliena le entregó ese pequeño bulto, lo abrió como hizo "cuando llegó el momento" tal y como ella le pidió, lo observó, y lo miró con detenimiento, entendió que todo lo que eso significó en aquellos días se había acabado, él sería un Príncipe sin princesa, ni nadie que lo apoyara ni soñara con todos esos anhelos que una vez, junto al lago hablaron, ya no tenían nada que compartir, el conservaría ese pequeño objeto y ella seguiría con su vida con su mundo, ya no podía hacerle más daño, lo que ella no sabía es que el dolor empezó en el mismo momento en el que le dijo esa frase maldita.

Con el verano a la vuelta de la esquina Fumaces emigraba hacía tierras mas frescas, eso iba a ayudar a Richard a recuperarse, pero cuando la época estival estuviera a punto de concluir todo volvería a la extraña normalidad que siempre reina en Fumaces. Hasta entonces, esta historia dejará de crecer, mientras que otras historias han comenzado a pesar de Richard, Un príncipe al que consideraron sabio, un sabio que no supo solventar todos los problemas, un sabio que nunca quiso serlo.

De Príncipes despeinados, con vaqueros y gafas de sol (Final Primera Temporada) -Acto 2-

Volvió a casa igual que había salido. Desconcertado, algo aturdido e incluso mareado, esto último tal vez fuera a causa de las cervezas que había tomado con Philip en la taberna, en su cabeza solo resonaba una frase "no quiero hacerte más daño" y eso era lo que había sumido a Richard en un no parar de darle vueltas a la cabeza.

Se acercó a su majestuoso despacho, se sentó en la silla frente a su enorme escritorio lleno de papeles y tinta, empezó a intentar ordenarlo un poco, para a su vez ver si era capaz de ordenar todas las cosas que por su mente pasaban, buscaba una solución a algo que tal vez ya no lo tenía.  Recordaba la primera noche que fue a su antiguo castillo, el palacio donde él vivió con su padre años atrás, antes de que falleciera. recordó esa noche, en la que había preparado todo para que nada fallara y fuera perfecta. Recordó también la historia que le contó sobre las murallas de la ciudad vecina y esos extraños orificios. Seguía ordenando el escritorio pero sus pensamientos estaban en pie de guerra y no parecían tener intención de darle una tregua.

El cansancio se apoderó del Príncipe de Fumaces antes de que este pudiera darse cuenta y se quedó dormido en el enorme sillón que presidía su mesa, allí dormido y con la cabeza ladeada y la mesa en un orden que solo Richard entendía lo encontró Philip, que esbozó una pícara sonrisa, se acercó con sigilo y golpeó con fuerza la mesa a la vez que gritaba "HOLA" tal fue el susto que se pegó Richard que golpeó la mesa y todos los papeles cayeron al suelo.

- ¿estás loco Philip?

- No podía perder la ocasión de asustar a un príncipe

- Definitivamente estas loco, ¿que hora es? me he quedado traspuesto

- Son las nueve de la mañana Richard, habíamos quedado a las ocho para ver los materiales de la Catedral.

- Lo siento Philip, me he quedado dormido, he pasado una mala noche.

- Lo imaginé, por eso he venido a buscarte, necesitas que te de un poco el aire, vayamos a desayunar.

Miró atrás hacia su despacho, todos los papeles por los suelos, todo volvía a estar como en la noche anterior, y como lo estaba su cabeza, alborotada y pidiendo a gritos una solución. Cerró la puerta con llave, y salió tras su amigo. Todo le sobraba, y a nada encontraba sentido, le parecía vivir en una pesadilla, desde el mismo momento en el que Aliena le dijo "Conmigo solo tienes problemas, no quiero hacerte daño" Fueron las últimas palabras que dejó que pronunciara, cuando las escuchó, montó a su enorme caballo y salió raudo hacia su castillo, el castillo donde una vez ...

 

Ya lo dije en la anterior entrada, pero creo que cada vez es más difícil buscar palabras para no repetirme, no hay nada real, todo puede parecer que tenga cierta similitud con el mundo real, pero es ficción, o por lo menos así empecé, ahora si tu ves alguna similitud con el mundo real, pues lo mismo es que tienes la misma imaginación que yo, o es que realmente está basado en hechos reales, o esta historia tiene algo que ver con algo que ha pasado o no, la cosa es que en principio no hay nada real, aunque ya no estoy seguro de nada.

 

De Príncipes despeinados, con vaqueros y gafas de sol (Final Primera Temporada) Acto 1)

Paseaba por las calles de Fumaces con la mente distraida y la mirada perdida, observaba a sus gentes, a todos los conocía pero con ninguno hablaba, nisiquiera con su compañero de fatigas. Estaba absorto, en su mundo, distante de una realidad que se desvanecía. Mientras paseaban cerca de las obras de la catedral la gente les saludaba con algarabía, les alegraba verlos por ahí, desde que Richard fue nombrado administrados de la zona, no pasaba mucho tiempo en la que fue su más importante obra, y Philip necesitaba a su amigo para continuar con tan magna construcción.

Pero Richard no estaba cómodo en ese momento, su amigo lo sabía pero aún así no quería preguntarle, Guiamona se acercó a saludarlos, eso devolvió a Richard a la realidad, aunque fue una conversación fugaz y más por compromiso que por ganas.

Se fueron hasta la vieja taberna, a beber cervezas y comer algo de pan de centeno, allí Philip no se atrevió a sacar el tema que sabía que mantenía a Richard ensimismado y cabizbajo, allí se hizo el silencio y cada uno volvió a casa con la cabeza pensando en el otro, uno pensando en porque no le preguntó y el otro pensando en porque no se lo contó.

 

Como viene siendo habitual, cualquier parecido con la realidad es solo producto de su imaginación, o simplemente casualidad, o tal vez no sea parecido si no idéntico a la realidad, o tal vez tenga matices con la realidad y toques de ficción o vete tu a saber.

De Príncipes traicionados

Estaba en su gran salón, con la mesa llena de papeles y sobres, los ciudadanos de Fumaces lo habían proclamado príncipe de la zona, pero príncipe al fin y al cabo, y con ese nombramiento le tocó cumplir con los requerimientos del cargo. Contratos y juicios, bodas y funerales, control del mercado, control de la construcción de la catedral, control de los campos y sus campesinos.

El cargo lo agobiaba, pero se sentía feliz, se sentía poderoso, pero en su poder se escondía una trampa, y es que el poder siempre llama a los vividores y las gentes que quieren aprovecharse de los novatos, pero Richard no es tal, había tenido un gran mentor. Parecía estar todo en orden, Fumaces se preparaba para acudir a la peregrinanción de Pentecontés y eso dejaba a la población mermada, incluso para cubrir los puestos mínimos para los que quedaban en el pueblo.

Los encargados de ordenar esos puestos también acudían a esa peregrinación por lo que Richard se quedaba prácticamente solo, con la compañía de su inseparable Philip, pero en esos papeles había algo que le llamó la atención y le provocó un sobresalto EVELYN estaba escrito en uno de esos papeles, no lo podía creer, se levantó tirando la silla, corrió hacia el archivo y comenzó a buscar en los andrajosos papeles amontonados en los estantes, Evelyn, Evelyn Evelyn, estaba en muchos papeles, llegó al pueblo dos meses atrás, y no la vió, solo le pagó como a cualquier otro, él no miraba los nombres, solo firmaba, pero eso no se lo esperaba Francesc el encargado de la contratación del personal no se lo dijo, se calló un hombre de su confianza le había traicionado, aún así firmó la autorización, la dejó seguir en Fumaces, todo caería por su propio peso, y Richard no podía abusar de su poder por un problema del pasado, se acababa de convertir en un Príncipe traicionado, pero un Príncipe al fin y al cabo y eso lo iba a demostrar, por que el había conseguido lo que tenía sin que nadie le regalara nada, luchando y esforzándose había conseguido ser lo que era con su actitud y su aptitud, y eso, ni el pasado iba a arrebatárselo.

Avisos y orgullo

No soy muy dado a estadísticas, de hecho en cuanto al tema que voy a tratar no te puedes fiar de nadie, pero, teniendo en cuenta algo de mi experiencia.... creo que será un porcentaje alto, también depende de la zona en la que te encuentres, pero rondará el 80 o el 90%, ¿de que? os estaréis preguntando, pues de las mujeres, casi podría asegurar que entre el 80 o el 90% de las mujeres está sorda, o no entiende lo que se le dice, por muy claro que intentes ser.

Un ejemplo, mi madre de pequeño me decía, "como toques el mando te doy un capón" como yo no sabía que era un capón pues me reía y me acercaba al mando, ¿sabéis que pasó cuando lo toqué? que me dió el capón prometido. Desde entonces presto más atención a lo que me dicen e intento hacerlo siempre que no sea un conflicto de intereses o si hacerlo me hace perder más que ganar. Se puede decir que la vida me pone delante pruebas y yo elijo que hacer. Eso es libertad de decisión. Pero toda libertad tiene sus consecuencias. El hacer una cosa en vez de otra puede traer más o menos problemas, en tal caso y sea lo que sea lo que viene después tienes que saber que ha sido decisión tuya. Y todo esto os lo cuento para decir que las mujeres están sordas, y algunas ciegas, o solo ven lo que les interesa. Y es que no hace mucho tiempo avisé y hace menos tiempo aún actuó mi orgullo, al que tenía atado con las cadenas mas gruesas que encontré pero que no fueron suficientes para contenerlo.

"Si lo haces me iré" fueron mis palabras, ¿lo sabes verdad? ¿te lo dije?, querías explicaciones que yo estaba dispuesto a dar, pero no las pediste, y cometiste el error. Lo hiciste, y actuó mi orgullo. Y como en tantas otras cosas que he hecho en mi vida no me arrepiento, y como fue una decisión mía cargaré con las consecuencias sea cual sea. 

Fausto

Un ángel, que se encuentra en uno de los cementerios más grandes de Europa, según los últimos datos, hay más gente en dicho campo santo que en la ciudad donde se encuentra, y esa ciudad no es pequeña. Madrid, con su cementerio de La Almudena, son la casa de este singular ángel, que como tal, tiene una historia bastante curiosa. El cementerio se inauguró un año antes de lo que estaba previsto, debido a una enfermedad que se propagó con demasiada velocidad por la villa de Madrid, y las iglesias, que eran los antiguos cementerios, ya no daban a basto para acoger a tanto difunto, que a su vez, estaban convirtiendo dichos lugares santos en fuentes de enfermedades contagiosas debida a la putrefacción de los cadáveres enterrados. Por lo que se adelantó la apertura del cementerio un año, también hay que decir que cuando se construyó, el cementerio estaba a las afueras de Madrid, pero la ciudad creció a un ritmo vertiginoso y ahora rodea por completo dicho cementerio. Pero Fausto, que así lo llaman los madrileños, no llegó a su actual lugar hasta el año en que debió ser inaugurado, representa al Ángel Anunciador del Juicio Final, ese que avisará con su trompeta de que ha llegado el día en el que los muertos vuelven a la vida.

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Debido a su condición de anunciador de tal noticia, Fausto asustaba a la población de Madrid, que pronto empezó a contar la historia de que algunas noches, se escuchaba la trompeta de Fausto, y que algunos intrépidos aventureros, habían visto pasear a algún que otro difunto por las angostas y lúgubres calles del cementerio.

Una cosa que no he comentado, es que la imagen que tenéis abajo, es la actual de Fausto, pero no es la original, Fausto no era así cuando lo colocaron allí. No he podido encontrar ninguna imagen de su pose originaria, pero según cuentan, el Ángel original, también estaba sentado, pero la trompeta que ahora sostiene en su regazo, la tenía en la mano derecha, y levantada hasta la altura de la cabeza. Fue Felipe II, el que al oír las infinidades de leyendas e historias que rondaban por la villa, mandó reconstruir la figura, alejando de su boca el instrumento musical, y colocándolo sobre sus rodillas. 

Pero en el Cementerio de La Almudena pasan cosas extrañas, no solo se escuchan trompetas de Ángeles Anunciadores, también se presienten algunos fenómenos extraños. Debido a su extensión, creo que ronda las 120 hectáreas, por su interior circula la línea 110 de la Empresa Municipal de Transportes, y segú;n cuentan algunos trabajadores, en el último autobús del día, en la última parada antes de salir del cementerio, siempre se enciende la luz de "parada solicitada", y he dicho SIEMPRE, aunque en el autobús solo vaya el conductor, y eso no lo digo yo, lo dicen los propios trabajadores de la EMT de Madrid.

Mi consejo, que os dejéis embaucar por las historias de los lugares de Madrid, hay muchos sitios con historias de este tipo, y todas tienen algo de verdad, y algo de misterioso, y siempre es interesante conocer la otra cara de las ciudades. Esta es una de las muchas historias de Madrid que por su característica de esotérica, no suele oírse, pero no me digas que no te intriga El Otro Lado de Madrid.

El Angel anunciador, situado en el Cementerio de La Almudena

Nominado a los Oscars

La Nochebuena pasó con más pena que gloria, algo aburrida, por no decir soporífera ya que no me moví de casa, vamos que cené con el pijama puesto, y el día de Navidad no fue mucho mejor, a mediodía fuí con mis padres a San Juan a almorzar y a la media hora ya quería venirme, pero el 26 todo cambió.

Me llegaban noticias desde Madrid de que iba a tener que esforzarme un poco más, y desde Mazagón me llegaban instrucciones precisas para lo que iba a suceder entre el 26 y el 27 de Diciembre, aunque lo único que me quedó claro fue que a las 09.30 iba a tener a Manu esperándome en la puerta de casa para llevarme al punto de partida de la Extremeña On Tour -1ª Edición-

Con puntualidad británica a la hora indicada estaba listo y apenas pasaban unos minutos y ya estaba Manu en la puerta esperando, mientras íbamos hasta el punto de partida yo pensaba en como solventar el pequeño reto que me enviaban desde Madrid.

A las 10.00 la hora de salida prevista, estábamos en marcha pero no hacia nuestro destino, si no hacia el Puerto de Mazagón Beach, para coger fuerzas y organizar los últimos flecos del viaje y a eso de las 10.20 por fin nos poníamos en marcha. La primera parada no se hizo esperar, en San Juan del Puerto, a las 11.15 con apenas 40 km recorridos, nos paramos a repostar y a fumar, primera parada y por delante, casi 300 km de viaje, todo apuntaba a un largo pero divertido viaje.

Hubo 3 paradas más, y entre un descanso y otro, mucha agua y mucha conversación se nos hizo ameno, y para nada nos pareció echar cerca de 4 horas de viaje, cuando, normalmente se echan 3, pero lo importante es que llegamos bien, sin perdernos, y con ganas de ver lo que nos deparaba Guareña, y puedo aseguraros que superó cualquier expectativa. No pudimos ir a las bodegas, pero nos hemos traído dos botellas de un buen caldo extremeño y en las venas, traemos también gran cantidad de alcohol y todo sin gastar mucho dinero.

Desde las 15.00 que llegamos hasta las 06.00 que volvimos a entrar en la casa, estuvimos bebiendo sin parar y os aseguro que el gasto total de todos los que allí estábamos no superó los 100 € y éramos 5 pozos bebiendo sin parar.

Con respecto al problema de Madrid se solventó con soltura, y con una actuación digna de una de las estatuas de oro más deseadas de Hollywood y quedando patente mi grandes dotes de interpretación y de saber salir de situaciones comprometidas y difíciles.

Ahora toca descansar y tomarse la vida un poco más pausadamente, así que me voy a recluir en los terrenos de mi familia con la compañía de Miranda y de un buen vino, con cerveza y mucha leña, mis dos portátiles, y un disco duro cargado de películas para disfrutar al calor de la chimenea, espero visita, no lo voy a negar pero, la idea es descansar y disfrutar de la tranquilidad.

Se me olvidaba, Feliz Navidad aunque sea con un poco de retraso y que espero que este 2010 que pronto empieza, sea mejor que el 2009 que casi nos ha dejado, por mi parte, conseguirlo no va a ser muy complicado, solo necesito, que os mantengáis todos con vida y que nos veamos de vez en cuando.