Vivir con Reloj
Hace tiempo escribía lo maravilloso que es vivir sin ser esclavo de unas manecillas que te indican la hora. Y no me voy a desdecir de mis palabras, es algo que como dije todo el mundo debería probar, pero como todo tiene algún inconveniente, y es que desde que me deshice de ese maldito aparato todo se ha vuelto un poco más loco.
Así que he decidido volver a usar reloj, usarlo solo para los días laborables, (todos los días menos uno) para probar si un uso mixto me evita exclavizarme a ese maldito aparato y me sigue dejando disfrutar de mi soledad.
Con reloj o sin él, no tengo problemas, pero me los buscan, y aún así lo único que consiguen es que mi ingenio fluya, que mis musas vuelvan a mi lado y que desate mis dedos sobre un teclado que me pedía a gritos volver, para unos ojos ávidos de leer, para una mente que necesitaba escapar, para un corazón que necesita latir, para un odio que crece cada día, para un amor en el que ya no creo, pero al que espero.
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